26 jul 2010

Diferente...

Teníamos programado ir a la playa y por fín se hizo el milagro.
Entre una cosa y otra... llegamos como a las cuatro de la tarde. Pero se agradece, porque había menos gente y porque el sol no cascaba tanto.
Tocar la arena después de tanto tiempo, fue increible. Del agua no puedo decir lo mismo, porque estaba helada. Pero una vez dentro, ideal.
Las niñas prefirieron hacer de sirenitas en la orilla.
Mientras yo intentaba coger algo de color... porque al paso que voy, me convierto en la hermana de "Casper".

Y después de un día intenso, tocaba refrescar la garganta.
Nos comimos un polo de hielo y para el coche.

Al llegar a casa, duchita, cenita...
Vamos, lo que se cuenta de un día completo de playa, ¿no?
¡Pues eso!

Besos con sabor a... olor a salitre.

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