20 may 2013

Nadie...

Nadie fabrica un candado sin llave. Del mismo modo, no hay problemas sin solución.
Imposible atravesar la vida sin… Sin que un trabajo salga mal hecho, sin que una amistad cauce decepción, sin padecer algún quebranto de salud, sin que un amor nos abandone, sin que nadie de la familia fallezca, sin equivocarse una y mil veces, sin experimentar la traición..., sin que nos critiquen, sin que nos comprendan
Ese es el precio de vivir.

Sin embargo lo importante no es lo que suceda, sino, como se reacciona. Si te pones a coleccionar heridas eternamente sangrantes, vivirás como un pájaro herido incapaz de volver a volar. 

Uno crece cuando no hay vacío de esperanza, ni debilitamiento de voluntad. Uno crece cuando acepta la realidad y tiene aplomo de vivirla. Cuando acepta su destino, pero tiene la voluntad de trabajar para cambiarlo. Uno crece asimilando lo que deja por detrás, construyendo lo que tiene por delante y proyectando lo que puede ser el porvenir. 

Crece cuando supera, se valora, y sabe dar frutos. 
Uno crece cuando abre camino dejando huellas, asimila experiencias... Y ¡siembra raíces! 

Uno crece cuando se impone metas, sin importarle comentarios negativos, ni prejuicios, cuando da ejemplos sin importarle burlas, ni desdenes, cuando cumple con su labor. 

Uno crece cuando se es fuerte por carácter, sostenido por formación, sensible por temperamento... Y humano por nacimiento. Uno crece cuando enfrenta el invierno aunque pierda las hojas. Recoge flores aunque tengan espinas y marca camino aunque se levante el polvo. Uno crece cuando se es capaz de afianzarse con residuos de ilusiones, capaz de perfumarse, con residuos de flores... Y de encenderse con residuos de amor. 

Uno crece ayudando a sus semejantes, conociéndose a sí mismo y dándole a la vida más de lo que recibe. Uno crece cuando se planta para no retroceder y seguir caminando por muy duro y angosto que sea el camino.