16 ago 2011

Poema


Aquí te amo.
En los oscuros pinos se desenreda el viento.
Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Andan días iguales persiguiéndose.

Se desciñe la niebla en danzantes figuras.
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.
A veces una vela. Altas, altas, estrellas.

0 la cruz negra de un barco.
Solo.
A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.
Suena, resuena el mar lejano.
Este es un puerto.

Aquí te amo.
Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.
Te estoy amando aun entra estas frías cosas.

A veces van mis besos en esos barcos graves,
que corren por el mar hacia donde no llegan.

Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.
Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.

Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.

Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.
Pero la noche llena y comienza a cantarme.
La luna hace girar su rodaje de sueño.

Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos en el viento,
quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.


* Pablo Neruda

3 ago 2011

Sonrisa "Profident" para gente "normal"


Hace unas horas, cuando aún tenía los ojos pegados, me llamaron de un número que no conocía.
Lo cogí y la mujer que estaba al otro lado, me llamó por mi nombre y primer apellido.


Me llamaban de mi antigua empresa…
Atónita escuché el discurso de la mujer…

(Debía de estar leyéndolo, porque lo hacía muy deprisa, aunque la corté varias veces para resolver mis dudas).

El caso es que me ofrecía un seguro dental. Y bueno, las condiciones en principio me convencieron, aunque con anterioridad, le expliqué a la mujer, que casualmente ya tenía cita para una limpieza bucal.

Así y todo insistió bastante y pensé que 14€ al mes, no era tanto dinero, si después de todo me beneficiaría en todos los servicios de un 35%.

Después de aguantar una conversación de 10 minutos de reloj, me advierte que para finalizar, grabará la conversación y me hará unas preguntas de rigor para enviarme la documentación.

Primera y última pregunta… ¿es usted minusválida o actualmente está gestionando algún tipo de minusvalía?
Yo le contesto, como es obvio… pues mire, sí, soy minusválida de nacimiento.
Y para finalizar me contesta: Doña Guacimara, muchísimas gracias por ser tan amable y atender mi llamada. Pero como comprenderá, no le puedo ofrecer un seguro dental.

Ha sido un error mío no preguntarle desde el principio. Que tenga un buen día, adiós. (Y colgó el teléfono).
Ahora como ser humano que soy, me viene la siguiente pregunta a la cabeza… ¿qué tiene que ver ser coja, con cuidarse la boca?


¿Qué pasa, que por llevar muletas me tengo que romper los “piños”?
Si fuera un seguro de vida, todavía tiene un pase… ¿pero un seguro dental?
Que alguien me explique entonces por qué tengo esta horrible sensación de desecho humano.

Me gusta tener buena presencia, pintarme un pisco para salir, me gusta usar complementos, peinarme según la ocasión… ¿qué esperabas?
¡Coño, soy una mujer! Me gusta presumir.


Y me gusta cuidarme. Y si puedo tener una bonita sonrisa sana y blanca, ¿acaso la diferencia está en la forma de caminar?

Las personas que no tengan un problema físico, no necesariamente se cuidan más que las personas que lo tienen.

Bueno, esta es mi queja pública… y más fresca que una lechuga me he quedado, oye.
Me parece una injusticia tremenda.
Y ojalá que nadie tenga pensamientos así, porque si no, el mundo se va al traste.

Besos con sabor a... sonrisa sana para mi también!!