Tengo la mala
costumbre de pensar demasiado en las cosas, tanto buenas como malas y
todo me afecta porque no sé separar lo que importa y lo que no
merece la pena. Sigo pensando que si tuviera una varita mágica, todo
sería un poco mejor.
No me creo una
persona especial, ¿pero cuántas veces han pensado ustedes en acabar
con las injusticias? ¿Y con la pobreza y el hambre? ¿Con el
machismo, racismo, xenofobia? ¿Y con los corruptos?. Yo acabaría
con todo eso. A eso me refiero.
¿Pero hace falta
magia para eso?
Y también...
¿Por qué cuando
decimos, nos tomamos un café y nos ponemos al día? Pues ese pequeño
gesto se nos olvida o no nos preocupamos para que eso suceda. “Bueno,
si él o ella no llama, yo tampoco” .
Y a veces es dar el
paso, simplemente.
¿Por qué nos
enfadamos? Cuántos malos entendidos, cabezonería, orgullo... con lo
fácil que es ceder de vez en cuando. Quizás te enfades y no vuelves
a ver a esa persona. Sería triste, ¿no?
Es curioso que
cuando necesitamos a alguien, nos apoyamos en las personas en las que
confiamos, cuando estamos bien, pues ni un mensaje, ni un “¿hola,
qué tal?
¿Es egoísmo? No
sé, igual es eso y yo me equivoco y cada cual va a lo suyo.
¿Y si pusiéramos
todos un poco de nuestra parte?
¿Cuánto tiempo
hace que no das un abrazo? ¿Un beso? ¿Cuánto hace que no dices “Te
quiero”? O ¿me haces sentir bien?
No sé si están de
acuerdo, pero considero que soy una de las “pocas” que sigue el
al pie del cañón, siempre pendiente de los demás... pero llega un
día, uno cualquiera, y dices: ¡¡Hasta aquí!!
No creo que sea tan
difícil dedicarle dos minutos de tu tiempo a esa persona que sabes
que está ahí, que nunca te falla. Jolines, aún me parece increíble
los distanciamientos que hay con tanta tecnología.
Y si, últimamente
casi sin querer quiero respuestas a tanta indiferencia, a tanto
descuido. De que los días pasen y no ocurra nada extraordinario...
Señores, estamos
aquí de prestados. La vida, son tres días y uno está lloviendo.
¡Ahí lo dejo!
Besos a...
interrogantes.