13 mar 2012

Ying y Yang




Un día te levantas y piensas que el mundo conspira contra ti.
Si ves a alguien cuchichear con otra persona, ya están hablando de ti.
Las "puntas" y las indirectas, claramente son hacia ti. Y un largo etc.

Pero... Otro día te levantas y te quieres comer el mundo. Y pareciera que te has duchado con aceite, porque absolutamente todo te resbala.

Pero por suerte o por desgracia, no siempre es blanco o negro...

Hoy he tenido un ataque de sinceridad. He dicho sin pensar en lo que decía y en las consecuencias que eso podría tener.
Después de casi alcanzar el final del día, he pensado un rato.
En si habrá sido bueno decir las cosas tal cual. 
(Aunque eso suele ser bastante frecuente en mí. Sólo que esta vez, hasta lo más profundo, ha salido a la luz, sin poder morderme la lengua un segundo)

De lo que estoy segura, es que hoy parecía una escopeta de feria. 
Y curiosamente, me han dicho que se me notaba en la cara que estaba diferente.
(Ojalá me durara todos los días).

Y después de un día "estupendo" de liberación espiritual, aterricé y me di de bruces otra vez con la put* realidad.

¿Sabes por qué? Porque da igual que yo haya tenido un día de sinceridad absoluta y 100%, porque todo seguirá como siempre.

Si por lo menos eso hiciera que mi realidad cambiara…
Pero, ¿porque me siento tan jodidamente arrepentida después?
¿Tan culpable?.

¡¡No quiero sentirme así!!




Ya sé entonces que “la montaña rusa”, no es lo mío.
Yo necesito menos emociones.

Lo reconozco, me he vuelto una cómoda que pasa de complicarse.
(Aunque siempre consiga el efecto contrario).

De un momento a otro, he escuchado a “Pepito Grillo” y me he visto en cada hombro un “ángel” y un “demonio”.
Y me he planteado si realmente me he reído o me he preocupado por cambiar eso.

Quiero creer que el día de hoy no ha sido una máscara o una forma de protegerme de mis propios sentimientos.

Respiraré y aguardaré sentada…

“Rompemos silencios, con los suspiros de un recuerdo.
Al norte, del sur, donde escondía aquel secreto.
Y una brújula que viene y va, marcando el rumbo a mi velero
Sigo el rastro de la libertad…”

“Todo es cuestión de alma, no existen más batallas
Que la de oír, sólo a tu corazón…”

Al final no soy tan fuerte como creí.

Besos con sabor a… confusión.


PD: ¿Me das un abrazo?

1 comentario:

  1. No creo que haya sido malo, al revés. ¡No había más que escucharte! :D

    Normalmente no podemos cambiar todo lo que quisiéramos de lo que nos rodea (yo sigo sin poder mover islas de un lado a otro, por ejemplo), pero hace falta desahogarse. Te libras de mucho peso de encima.

    Un abrazo mu gordo!

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