Me llamo Guacimara y estoy coja
desde que nací.
Al principio esto le puede chocar a
cualquiera pero es algo que llevo con bastante naturalidad, hasta este día…
Hoy tocaba médico y mi novio me
dejaría en el centro de salud.
Hace un tiempo que tengo unos
aparatos para las piernas que me hacen ir más erguida. Así que pensé que hoy
sería un buen día para ponérmelos ya que a la vuelta volvería en guagua,
(autobús para aquel peninsular que me lea).
Bueno, llego hasta la parada y
espero como todo hijo de vecino. Llega la guagua y el primer problema es que no
se puede acercar al bordillo porque en su lugar hay coches aparcados. Me subo y
me comenta el chófer que me tendría que haber bajado un poco la plataforma para
subir con comodidad. Y dicho eso, paso mi tarjetita y arranca sin darme la
oportunidad de sentarme.
A ver… (Pienso para mis adentros)
¿Eres tonto? ¿Primero te preocupas de que suba con comodidad y después arrancas
sin esperar que me siente? ¡¡Me puedo caer, gilipollas!! Ahhhh y perdona por no
tener mis piernas sanas, ¿eh?
En fins… Espero con toooooda la
paciencia del mundo que pille el primer semáforo para moverme y me encuentro
que tooooodos los asientos reservados para personas con movilidad reducida
están ocupados. Señores, ¡¡las muletas no son de adorno!! Bueeeeeno, reprimo mi
instinto de persona cabreada y aguanto el tipo hasta que voy llegando a mi
destino. Toco el timbre y me bajo. Voy andando despacio buscando mi próxima
parada. Me paro varias veces buscándola y como no la veía por ninguna parte, decido
que me voy andando a mi casa. Unos pasos más adelante ya me estoy arrepintiendo
de mi mala decisión.
Desgraciadamente los aparatos que
llevo no hacen milagros y, al no tener fuerza en las piernas, apenas puedo
levantar los pies para andar. Me voy
encontrando a mi paso aceras torcidas, suelos levantados (no hay cinco cachitos
de acera que estén bien puestos), mierda de perro y si eso le añadimos el suelo
tipo panel de abejas que hay por casi toda Sevilla… me tropezaba cada minuto
con ellos.
La cosa es que si salgo con la silla
de ruedas, mal asunto. No puedo moverme con autonomía porque no puedo subir los
bordillos, no puedo ir a un cajero, no puedo entrar prácticamente a ninguna
tienda… Si salgo sin los aparatos, malo también. Porque eso implica caminar
dando saltos como los canguros para que mis rodillas se mantengan en su sitio,
doble esfuerzo de mi cuerpo para andar, más cansancio físico y dolor de hombros
después. Y si salgo con los aparatos mala idea lo mires como lo mires. Sería lo
ideal pero después de la odisea de hoy, es casi imposible mantener los pies en
el suelo sin tropezar con la acera levantada.
¿Eso significa que no puedo salir a
la calle?
Vamos, ¡que estoy cabreada con el
mundo!
Los suelos de las calles están
hechos una mierda. (Supongo que cuando haya más juegos olímpicos o las próximas
elecciones se encargarán de que todo esté mejor).
Y por otra parte… no es posible que
haya en el mundo tanta gente estúpida. No hace falta que haya un cartelito que
ponga (reservado para personas minusválidas, ancianos…) Señores, ¡¡es por
sentido común!!
Estas personas que se creen, ¿Qué no
llegarán a viejos?
Nadie está exento de caerse y tener
que llevar muletas. Entonces cuando eso pase más de uno entenderá lo JODIDO que es estar en una situación
inferior a los demás.
¡Coño!, con lo fácil que es hacerle
la vida más agradable a las personas que lo necesitamos.
Conclusión: A ver si somos un poco
más considerados con el prójimo. ¡Qué no cuesta tanto! Y que mañana podrías ser
tú.
PD: Y todo esto sin desayunar…