Hoy
y después de tanto tiempo, he conectado con mi lado más zen,
espiritual o pasota, o como quieras llamarlo.
Siempre
digo que me da igual y después no es así. Pero palabrita que hoy si
que sí y creo que por fin, tengo la dosis justa para que todo,
absolutamente todo me de igual y no me haga daño.
¿Cómo
lo conseguí? Pues dándome cuenta de que las personas que se
preocupan por mí, tienen unos minutos para preguntarme: ¿Qué tal
te va?
Yo
los tengo, ¿porque tú no?
Y
dicho esto... hoy, puedo decir alto, muy alto: ¡¡Me la
refanfinfla!!
¡¡Así
de claro!!
Besos
con sabor a... indiferencia :D
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