Un día te levantas y piensas que el mundo conspira contra ti.
Si ves a alguien cuchichear con otra persona, ya están hablando de ti.
Si ves a alguien cuchichear con otra persona, ya están hablando de ti.
Las "puntas" y las indirectas, claramente son hacia ti. Y un
largo etc.
Pero... Otro día te levantas y te quieres comer el mundo. Y pareciera que te has duchado con aceite, porque absolutamente todo te resbala.
Pero por suerte o por desgracia, no siempre es blanco o negro...
Hoy he tenido un ataque de sinceridad. He dicho sin pensar en lo que decía y en las consecuencias que eso podría tener.
Después de casi alcanzar el final del día, he pensado un rato.
En si habrá sido bueno decir las cosas tal cual.
(Aunque eso suele ser
bastante frecuente en mí. Sólo que esta vez, hasta lo más profundo, ha salido a
la luz, sin poder morderme la lengua un segundo)
De lo que estoy segura, es que hoy parecía una escopeta de feria.
Y curiosamente, me han dicho que se me notaba en la cara que estaba
diferente.
(Ojalá me durara todos los días).
Y después de un día "estupendo" de liberación
espiritual, aterricé y me di de bruces otra vez con la put* realidad.
¿Sabes por qué? Porque da igual que yo haya tenido un día de
sinceridad absoluta y 100%, porque todo seguirá como siempre.
Si por lo menos eso hiciera
que mi realidad cambiara…
Pero, ¿porque me siento tan
jodidamente arrepentida después?
¿Tan culpable?.
¡¡No quiero sentirme así!!
Ya sé entonces que “la
montaña rusa”, no es lo mío.
Yo necesito menos emociones.
Lo reconozco, me he vuelto
una cómoda que pasa de complicarse.
(Aunque siempre consiga el
efecto contrario).
De un momento a otro, he
escuchado a “Pepito Grillo” y me he visto en cada hombro un “ángel” y un “demonio”.
Y me he planteado si
realmente me he reído o me he preocupado por cambiar eso.
Quiero creer que el día de
hoy no ha sido una máscara o una forma de protegerme de mis propios
sentimientos.
Respiraré y aguardaré sentada…
“Rompemos
silencios, con los suspiros de un recuerdo.
Al
norte, del sur, donde escondía aquel secreto.
Y
una brújula que viene y va, marcando el rumbo a mi velero
Sigo
el rastro de la libertad…”
“Todo
es cuestión de alma, no existen más batallas
Que
la de oír, sólo a tu corazón…”
Besos con sabor a… confusión.
PD: ¿Me das un abrazo?
No creo que haya sido malo, al revés. ¡No había más que escucharte! :D
ResponderEliminarNormalmente no podemos cambiar todo lo que quisiéramos de lo que nos rodea (yo sigo sin poder mover islas de un lado a otro, por ejemplo), pero hace falta desahogarse. Te libras de mucho peso de encima.
Un abrazo mu gordo!