Un millón de amigos...

Aún recuerdo la canción de Roberto Carlos. Aquella que decía: "Yo quiero tener un millón de amigos y así más fuerte podré cantar"

Y yo me pregunto, ¿Para qué?
Si con uno te sobra y te basta. (Quien dice uno, dice dos o tres, ¿eh?)

Sabes que no te fallarán, que estarán ahí para lo bueno y lo malo.
Que pese a tus defectos te eligieron a ti entre un montón de gente.

Que te quieren tal y cómo eres y aceptan tus bajones, tu espacio cuando lo necesitas, tus malos entendidos, tu mal humor, tus malas contestaciones, tus lágrimas, tus “plantones”, tus días chungos, tus frustraciones, tus catarros, tus desilusiones.

Pero también disfrutan de las risas, las "cañas", las anécdotas, los viajes, los días de cine o del picoteo en casa, los abrazos, las tardes de sábado: ¿Qué haces? ¿Quedamos?, los conciertos, los cafés inesperados, el apoyo que te dan, las conversaciones hasta las mil y una...

Y por alguna misteriosa razón, a veces por muy difícil que sea de imaginar eso también se rompe.
Alguien que formaba parte de tu “historia”, tus recuerdos, deja de serlo.

Están los que se quedan para siempre y te llenan el corazón de buenos momentos y otras personas que no sabes cómo catalogar, quizás por miedo, porque como mismo llegan a tu vida, se van…

Indescriptible es la sensación que te produce. No lo entiendes. No lo aceptas. Y echas de menos sus palabras, su compañía y hasta sus consejos.

A veces es necesario dejar “amigos” por el camino para saber realmente con quien puedes contar.

Te esfuerzas por agradar, estar ahí en todo momento, atenta, esperando la más mínima señal para estar junto a los verdaderos.

Pero algo falla… lo que sea. Y se echa todo a perder.

Pero... ¿Y si de repente tuviera que ser una solitaria?
A lo mejor todo indica que debe ser así.

¿Pero qué quieren que les diga?
Quien tenga amigos, que los conserve.

Porque sin ellos este mundo no tendría sentido.

Lo siento, de veras.

Besos con sabor a... Ley de vida