Pérdida de tiempo...

Cuando las cosas nos van mal con alguien, irremediablemente nos preguntamos qué en donde hemos desaprovechado tanto tiempo.
Y las preguntas típicas de ¿porqué?, ¿que hicimos mal?, ¿por qué a mí?...

Yo también me lo estoy preguntando ahora...
Y luego me respondo: ¿Y qué importa?

En esos momentos hice y deshice lo que creí oportuno, por mucho que me duela reconocer que me equivoqué bastantes veces.
¿Y quién no se equívoca?

Y aunque sepa que es algo bastante habitual esto del arte de equivocarse, desafortunadamente me sigo haciendo la misma pregunta...

¿Cómo pude estar tan ciega? ¿Qué coño me aportaba?

Y por mucho que fastidie... ya no se puede hacer nada por volver atrás.

(¡¡Y qué rabia me da!!)

Y ni que decir tiene eso de que las comparaciones son odiosas.

Pero bueno, es algo que se hace inconscientemente.

No quieres hacerlo, pero es que viene sólo a la mente.

Y de todas, todas, he salido ganando por goleada.

A veces es mejor admitir que las relaciones, como con todo en la vida se termina.

Y que más vale terminarlas a tiempo y bien, que acabarlas peor.

Las oportunidades, según en qué casos, un tiempo de espera por ambas partes, enfría la situación o acerca a dos personas más que antes.

Pero reincidir una y otra vez, no es ni saludable ni recomendable para nadie.

Por mucho que pese esa decisión.

Hay cosas que inexplicablemente funcionan y otras no.

Y supongo que eso me costó aprenderlo.

Pero bueno, una para saber y otra para aprender, ¿no?

Yo aprendí la lección.

Bueno, mi mensaje de hoy es que si hay una situación – relación que te quita más que te aporta, ¡¡déjalo!!

 No sólo no te hace bien, sino que te quita días de vida.

Y total, para lo que vamos a estar aquí de “prestao”, es mejor vivirlo bien.

¿No te parece?

"Si quieres a alguien, déjalo ir, si vuelve es tuyo, sino, nunca lo fue"

Besos con sabor a... ¡¡VIVE!!