Siempre he considerado mi forma de ser como una especie de esponja.
Absorbo lo bueno y lo malo, sin distinción.
Es complicado ser o sentirse así, porque si uno tiene un mal día... llora desconsoladamente pero después coge fuerzas, mete los malos rollos en una bolsa y tira la basura.
Yo... no puedo. Lo que en teoría tendría que reciclar, lo meto todo en el mismo sitio. Y en mi cabeza está todo mezclado. Se acumula el trabajo, las emociones y los sentimientos y por mucho que me empeño, soy incapaz de ser de otra manera.
Supongo que anhelando lo que nunca tuve, sigo luchando por alcanzar mi felicidad y del pobre que se "atreva" a ponerse en mi camino.
Tengo un mogollón de defectos, pero también un montón de virtudes.
Cuando me enamoro lo hago con locura, porque es la única forma que entiendo yo de amar.
Y de eso, jamás en la vida, me arrepentiré.
Porque no hago daño, soy incapaz.
Pero ayer, si te lastimé... y no imaginas cuánto lo siento.
Ahora la única cura que "tenemos", es el tiempo.
Quiero que estés bien y que si te he fallado, me perdones.
Besos con sabor...
Hola pequeña, es difícil, que tú hagas daño premeditado, todos algunas veces lo hacemos. Y no quiere decir que busquemos el mal. En esta vida surguen cosas como los sentimientos y no se puede luchar contra eso. Si ese es tu pecado ve a la hoguera, pero feliz.
ResponderEliminarTe quiero. Un besote.
La tita de tus niñas.jajajajajajaaj